La cocina es una de las estancias más utilizadas en una vivienda. Para cocinar y guardar los alimentos y utensilios propios de esta labor, es imprescindible elegir muebles funcionales, cómodos, resistentes y fáciles de limpiar. Pero, como recuerda Consumer, no hay motivo para que estos factores estén reñidos con la estética, por lo que la variedad de materiales es amplia, con los más diversos diseños, colores y acabados.
En la actualidad, uno de los materiales más utilizados para fabricar muebles de cocina es el polilaminado. Fabricado con plásticos y poliuretanos prensados sobre un tablero de DM, su principal ventaja es la elevada maleabilidad, por lo que se pueden realizar puertas de distintos diseños, con relieves, marcos, etc. Además, carece de cantos pegados y es un material muy duradero, fácil de limpiar y con una gran resistencia a la humedad.
También son innovadoras las puertas fabricadas en tablero marino. Este material destaca por su rigidez, ausencia de cantos en las puertas, amplio abanico de diseños y colores, y una gran resistencia a la humedad.
Uno de los grandes clásicos de las cocinas son las puertas estratificadas o laminadas, un material conocido como formica. Están fabricadas en aglomerado y recubiertas de varias láminas prensadas, que se distinguen por su bajo coste, resistencia a los roces y a los golpes y fácil limpieza. De acabado liso, este material cuenta con una amplia variedad de colores, aunque representa el inconveniente de contar con cantos pegados, con el consiguiente riesgo de desprendimiento.
Lacados y estética industrial
Las puertas fabricadas en DM, lacadas y rematadas en poliuretano, suponen acabados brillantes (consiguen un brillo difícil de lograr con otro material), mates, satinados o metalizados. Además, la carta de colores es muy extensa (cabe la posibilidad de elaborar colores según el gusto del comprador) y el poliuretano otorga una mayor resistencia a los golpes, si bien no los aguantan de manera suficiente, ni tampoco los roces.
Los muebles de acero inoxidable y aluminio también destacan por sus modernos diseños y estética industrial. Resistentes y de gran durabilidad, las superficies de estos materiales son inalterables e higiénicas, aunque es necesario utilizar limpiadores especiales. Respecto a los acabados, la oferta es amplia: mates, pulidos, esmerilados o estriados.
Madera, un clásico exigente
Los muebles clásicos de madera aportan un toque rústico a las cocinas. A las puertas de roble, fresno, haya, cerezo, pino o nogal, se unen los modelos decapados en distintos colores y tonalidades, gracias a tintes y barnices.
Su principal valor es que son muebles que pueden durar toda la vida. No obstante, requieren muchos cuidados para mantenerlos limpios, ya que este tipo de superficies no soporta bien los productos abrasivos. Para facilitar esta labor, es posible aplicarles tratamientos de protección, como pátinas y lacas.
Via 20 Minutos
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